Por Katia Leyva Olea
Con el reloj en cuenta regresiva para la Nochebuena, los comercios de la capital yucateca, tanto en el Centro como en sus plazas comerciales, lucen como en sus mejores días, con sus zonas de estacionamiento saturadas, clientes que pagan las tarifas móviles de los taxis por aplicaciones, con un gentío que vive el semáforo naranja como si estuviera en verde.
No hay caras sin cubrebocas, es cierto, pero hay de barbijos a mascarillas, los niños van con la nariz descubierta, los jóvenes pensando en su ropa de estreno y detalles para algún ser querido. No, contra lo que anunció la Cámara de Comercio de Mérida, ningún establecimiento abrió a las 6 de la mañana, pero no era necesario ampliar el horario: ríos de gente invaden las plazas comerciales en las tardes-noche como si la Navidad 2020 fuera la última de la historia humana.
Y si vamos al Centro, en la «Calle Ancha del Bazar«, heredera del antiguo Paseo de las Bonitas de la capital yucateca, la compra del arsenal navideño, el olor a pólvora en las manos, el brillo en los ojos infantiles al ver las bombitas más sonoras, a su majestad el petardo. Filas largas en espera del gel antibacterial y la pistola de temperatura que hace inevitable el recordar uno de los memes del año: «¡Bórrame de mi recuerdo ese maldito amor!»
Con las compras decembrinas, la gente olvidó la sana distancia. Abarrotadas las calles del primer cuadro en busca del juguete y la ropa deseada.

Los vendedores ambulantes, con cubrebocas y medidas de seguridad e higiene, mostraron la resurrección de la economía informal, luego de nueve meses de confinamiento, en días pasados los tianguistas regresaron a las calles y parques. En el caso del arsenal navideño, el ayuntamiento de Mérida otorgó 340 permisos de venta.

La venta de estos productos empezó desde el lunes 22 y después de esta noche, a esperar los próximos días 29, 30 y 31, en horario de 10 a 21 horas. Cada punto de venta asignado por las autoridades cuenta con las medidas de seguridad solicitadas en años anteriores.


Lo que genera una mayor aglomeración en la calle también conocida como «de las piñatas», por las nuevas generaciones. Ahí desfilan familias con bolsas en mano, que no dejan pasar la oportunidad para comprar las famosas bombitas.

El flujo de compradores vespertinos es tal, que solo en algunos establecimientos los responsables del acceso recibían regaños y gritos de personas que insistían en no respetar filas no el filtro sanitario; en casi todos los comercios se permite el acceso a la familia completa.

Sin embargo, en los minutos previos a la Nochebuena se registra una invasión humana en las plazas, tiendas departamentales y supermercados en busca de los últimos pendientes previos a los festejos. Cuide a sus seres queridos, protéjase del Coronavirus.