Su pareja y victimario había estado detenido más de una vez por violentarla
Por Alejandro Moreno Peña
En días previos a matarla, Wilberth, el victimario de María Isabel B.P. la había golpeado e incluso rapado parte de la cabeza como una más de las formas de violencia a las que normalmente la sometía.
Pero este viernes 19 pasado, el ataque terminó en la tragedia que obligó a las autoridades locales a activar el protocolo de feminicidio para detener e iniciar el proceso contra Wilberth B.M.B como probable responsable –bajo términos de la ley- de la muerte de ella.
Para los vecinos de la pareja el hecho quedará marcado: durante una media hora –según sus cálculos- trataron de hacer todo lo posible para detener la hemorragia provocada por la herida que él causó en el cuello de la joven, quien finalmente falleció pese a los intentos de ayudarla.
“Era bola cantada”, consideran algunos de los vecinos de María Isabel, en la colonia Santa María Chuburná, en el oriente de Mérida.
Sobre la violencia ejercida por Wilberth B.M.B los testimonios no faltan: constantemente golpeaba a la joven, la policía lo detenía y a las 36 horas ya estaba de regreso en su casa.
Más de una vez llegaron los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, “lo sometían, tiraban dentro de la patrulla y al rato estaba libre de nuevo”, señalan quienes deciden hablar sobre lo ocurrido el viernes pasado.
“No sabemos cómo es que (María Isabel) le dio hijos a ese chavo que nunca tenía trabajo fijo y sólo hacía chambitas. Ella era la que trabajaba como mesera en un restaurante antes de la pandemia”, cuentan los vecinos.
Y reiteran: el pleito no era algo casual, siempre estaban los gritos y los golpes. Como vecinos escuchábamos los gritos y cruzábamos a golpear la reja preguntando “¿qué pasa?”. Luego se calmaban por un rato.
Pero el viernes 19 ya no fue igual.
“Estábamos aquí como a las dos de la tarde cuando empezaron a pelear, dice uno de los vecinos. Entonces cruzo y grito ¿qué pasa?… y fue cuando salió la niña (la hija menor de los dos infantes que la pareja tuvo) manchada de sangre; después salió Wilberth. Abrió la reja y arrancó a correr. Detrás salió la mujer (María Isabel) bañada en sangre y se desmayó ahí.
¿Qué hiciste, chavo? le alcanzó a preguntar antes de que se alejara corriendo descalzo por la calle.
Por más que hicieron o intentaron, ninguno de los vecinos pudo ayudar más a la joven de apenas 22 años.
Nadie sabía cómo detener la hemorragia en su cuello. Una de las vecinas incluso se quitó la blusa para ponerla en la herida y tratar de usarla como contención.
Contaron el tiempo desde que se hizo en ese momento la llamada a los servicios de emergencia mientras la sangre de María Isabel seguía fluyendo. Dicen que más de media hora.
Personal de los servicios de auxilio 911 les indicó en la llamada que mantuvieran la presión en la herida del cuello. La ambulancia no llegaba. Cuando por fin llegaron los paramédicos la joven estaba pálida y con la mirada perdida, comentó uno de los vecinos.
Mientras todo eso ocurría, otra vecina fue a buscar a la niña y al niño de la víctima para que no vieran a su madre y las condiciones en las que estaba. Más tarde llegaron familiares a buscarlos.
A Wilberth B.M.B lo vieron crecer en la colonia. En las calles se presentaba como un tipo tranquilo, pero dentro de su casa ejercía violencia de género contra su pareja: la celaba, agredía verbalmente y golpeaba.
El sábado siguiente, luego de un operativo de búsqueda, el victimario fue detenido y puesto en prisión preventiva donde permanecerá hasta el lunes 22 próximo en tanto se realiza la audiencia -48 horas después de abrirse la carpeta de investigación respectiva- ante un juez o jueza de control.
La Fiscalía General del Estado informó que la causa de la muerte de María Isabel fue traumatismo cervical abierto secundario por herida por arma blanca. Una herida a la altura del cuello.
Luego de los intentos de vecinos y vecinas y de los paramédicos por ayudarla, la joven en el hospital Ignacio García Téllez del Instituto Mexicano del Seguro Social, en esta ciudad capital de Yucatán.